Fotografía de SMR "el Kurras" |
¡¡Nueva corresponsalía!! Y creo que lo hacemos, seguramente,
del mejor modo posible y en uno de los escenarios más apropiados: la verde
Asturias, tierra recóndita donde la montaña baña sus pies en el agitado mar
Cantábrico; donde la riqueza se arranca de la tierra a golpe de pico y barreno
y sus extractores nos enseñan cíclicamente, siempre que toca, a vivir con un
poco más de dignidad. La patria de los culines de sidra y de las fabadas tan
buenas como indigestas. Y sobre todo, la patria chica de nuestro nuevo
corresponsal y colaborador, de iniciales SMR y apodado cariñosamente por
algunos como “el Kurras”. Sí, con “k” de kilo, intentando ahondar en lo macarra
del término para recordar tiempos gloriosos de heavy metal y de cuando la vaca
muge y el cerdo grunge. De 35 años espléndidamente llevados gracias a la
tenacidad constante de sus visitas a la piscina, siento decir a todas mis
lectoras femeninas que es hombre felizmente casado. De verdad, chicas, lo siento. Bueno,
al tema: nuestro corresponsal en Asturias nos ha remitido dos fantásticas
fotografías de una auténtica tortilla de patatas asturiana, en concreto de
Gijón.
Fotografía de SRM "el Kurras" |
Nada más
recibir las instantáneas, decidí inmediatamente ponerme en contacto telefónico
con nuestro corresponsal en Asturias para recabar más datos así como la opinión
general sobre la tortilla, sabedor de la enorme capacidad crítica, certera y
justa, de SMR. Hombre parco en palabras, fueron pocas las conclusiones a las
que llegamos. En términos generales, afirmó sin miramientos que la tortilla
estaba buena. Hombre de desayuno clásico de café, cruasán y zumo, decidió
innovar esa fresca mañana asturiana atreviéndose con un pincho de la tortilla.
De hecho, narraba sin temor que la lectura atenta de “Territorio Tortilla” le había convencido para variar su hábito
mañanero cambiando bollería francesa por tortilla patria. ¡Valiente decisión,
SMR! Y la osadía fue ampliamente recompensada según afirmaba. Y es que los
valientes siempre son premiados. En conclusión, según SMR la “tortilla estaba muy buena”.
Eso son
todos los datos que he podido recabar de nuestro corresponsal en Asturias.
Debido a la brevedad del relato, sólo podría escribir acerca de las impresiones
que me causaron las imágenes fotográficas, sin llegar a poder percibir ni
ofrecer apreciación alguna acerca del sabor o la textura de la tortilla de
patatas. Sin embargo, hay un dato que me parece muy revelador. Si nos fijamos
en la primera fotografía, en la instantánea se capta el servicio de cubertería.
Tenedor y cuchillo sobre cama de servilleta blanca, todo elegantemente
dispuesto en un estuche de tonos grises. Imagen idílica que nos recuerda
tiernas escenas de alcoba. Si ese es el servicio de la tortilla, podríamos
afirmar sin temor a equivocarnos que la tortilla es buena. Estoy casi seguro
que el restaurador no iba a gastar su tiempo y recursos en acompañar esa
tortilla de semejante y fastuosa manera si no mereciese la pena.
Pero hay
otra cuestión apreciable a simple vista: la tortilla tiene esa composición que
pocas veces se logra en la que la parte externa ha tomado la consistencia
suficiente para albergar firmemente en su interior la patata y huevo concentrados
forma sutil y somera, dejando al tubérculo, cortado en armoniosa forma cúbica,
libre, con ese punto poco pasado del huevo, en su término justo, ni mucho ni
poco. ¡Qué imagen tan telúrica! Esa superficie esponjosa y compacta conteniendo el magma sabroso y brillante del huevo mezclado con la patata y la cebolla finamente picada, conjunto armonioso y bello en su simple contemplación.
Me gustaría
concluir agradeciendo la inestimable colaboración de SMR, animándole a que
continúe explorando el apasionante y no siempre bien conocido mundo de la
tortilla de patatas. A la espera de sus fotografías y crónicas, se despide
atentamente…
En agradecimiento a SMR "el Kurras": ¡¡Juntos podemos!! |
La parquedad de mi análisis se vé plenamente colmado por la pertinencia y exaustividad de tus aladas palabras.
ResponderEliminarEn adelante encontrarás en mi a un ferviente seguidor del pincho de tortilla -española por supuesto-, cuyas sensaciones pondré en tu conocimiento por si consideras a bien difundirlas en favor del placer de los mortales, pues si bueno es degustarlas, no menos placentero son tus acertadas descripciones.