lunes, 9 de septiembre de 2013

Cómo superar el trauma post – vacacional en tres tortillas

Ya estamos por aquí…

¿Cómo han ido esas vacaciones? ¿Y la depresión post – vacacional?

No os preocupéis. El único consuelo que puede hacer más llevadera la cuesta de septiembre es saber que es un fenómeno generalizado. Y ya se sabe, mal de muchos, consuelo de tontos…, pero consuelo al fin y al cabo. Siguiendo esta premisa, quiero compartir con vosotros esta fotografía que tomé el otro día en una de mis habituales razzias a los supermercados de la zona. Nunca antes me había fijado en la tortilla “pre – preparada” (había oído rumores, pero nunca noticias fidedignas). ¿Alguno o alguna habéis probado “esto”?

Como en el fondo de mi corazoncito late un espíritu bondadoso, no os dejaré con el mal sabor de boca de esa tortilla deshumanizada y artificial. Por eso, y para empezar bien el curso, os regalo tres de los mejores ejemplares tortilleros que he disfrutado este verano. Sólo tenéis que pinchar en el “Leer más”… Venga, que no engorda…


"Semper fidelis", el Pater Juliano nos regaló este bodegón. Así, sí. No sólo por la empanada
o por la calidad del embutido. Mirad, contemplad, maravillaos ante la tortilla. ¡Qué bella composición!
¡Qué formidable geometría!

Con este ejemplar añadimos a nuestra ya larga nómina de colaboradores a Erisano.
Bueno, deberíamos rectificar. El autor material de esta bella tortilla es la "madre de Erisano".
Todavía nos retorcemos de placer al recordar el suculento sabor de esta pieza tan lograda.

Por último, pero no por ello peor, un delicioso claroscuro. Y es que en casa todo sabe mejor.
Después de largos periplos y peligrosos viajes,
la mejor recompensa se encuentra en un plato
al calor del hogar
 

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