La noticia corrió como la pólvora y ocupó los titulares de las principales rotativas: "Man shot at by criminal for not putting onions in omelette". A pesar de las numerosas advertencias hechas desde esta humilde tribuna, todavía algunos incautos se atreven a preparar tortillas olvidando la necesaria presencia de la cebolla. Y las consecuencias, evidentemente, son fatales.
El hecho tiene todos los ingredientes de uno de los peores guiones de Bolliwood. El escenario, un pequeño local de una ciudad perdida en el corazón de la India; el protagonista, un malvado malo malísimo, muerto de hambre, que se sienta a una de las mesas del establecimiento; la víctima colateral, el dueño del restaurante acuciado por la subida de precios y la injusticia del sistema financiero mercantil; y la causa del delito, el motivo de enojo... una tortilla... sin cebolla.
Reconstrucción de los hechos:
Fotografía: Osvaldo Gago |
El malo malísimo, un conocido delicuente indio, pide para él y sus amigotes una tortilla. Aunque es complicado concebir una escena con una peligrosísima banda de delincuentes indios entregados a la vorágine de la tortilla... El atribulado cocinero entrega la tortilla en cuestión esperando que los clientes no se percaten de la falta de cebolla. No ha podido comprarla debido a su excesivo precio. Pero nuestro bellaco forajido, astuto como un zorro, no se deja engañar. Pujari, así se llama nuestro pérfido protagonista, al notar la ausencia en cuestión, monta en cólera y exige explicaciones a un mesonero cada vez más acobardado. Las tasas abusivas, los costes, el alza de los precios... meras excusas que caen en el saco roto de la sinrazón asesina del enojado y enajenado delincuente.
Presa de locura homicida, falto de cebolla, Pujari enarbola su pistola y abre fuego discriminado sobre el atónito con el trágico resultado de su traslado, de urgencia, al hospital local.
Moraleja: hay que aprender la lección, no hay excusa que justifique una tortilla sin cebolla...
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