Vino y tortilla de patatas, sublime química de la gastronomía Fotografía: Angry Omelette (AO) |
Camarero uniformado y algo de tortilla. Un trozo escaso pero agradecido. En cuanto al vino guardemos un honorable anonimato. Si tus palabras no van a ser más bellas que el silencio, mejor cállate. Hace mucho tiempo que las tapas son un bien preciado en muchos lugares investidos de falsas modernidades que han decidido condenar al ostracismo las bondades del vino y pincho. Sin embargo, en medio del reino de gafapastas y mostachudos, jóvenes treintañeros y algo más, de profesiones imposibles y cargados de meras ornamentaciones sin contenido, una tasca impasible el ademán resiste ahora y siempre al invasor. No es ajena al movimiento invasor que ha hecho suyas las calles y que ha arrasado como un tsunami uno de los barrios capitalinos por excelencia. Pero la esencia del Schotis permanece inmutable, fiel a su verdadero espíritu, encabezando la larga marcha de locales, más acertados unos que otros, que jalonan la etílica marcha a través de la Cava Baja. Nos hemos encontrado con una tortilla madrileña.