La tortilla del fondo ni siquiera era de patata, era de ¡¡verduras!! Fotografía: Territorio Tortilla |
Muchas veces se me ha acusado de benevolente. Se consideran que mis crónicas son permisivas con todos los locales que visito en mi trabajo de campo. Quizás estas acusaciones sean excesivamente severas teniendo en cuenta que, por el momento, no he tenido la mala suerte de sufrir los avatares e infortunios de una tortilla de patatas siniestra. Aunque también es cierto que me he encontrado con algún ejemplar que me ha horrorizado tanto como para borrar toda la documentación gráfica recolectada en el antro en cuestión y pretender olvidar así esa tortilla de patatas. Sin embargo, esta vez no he podido pasar por alto la infamia que sufrí el pasado viernes noche. Me considero de crítica mansa, sensible a las particularidades y peculiaridades propias de cada bar y sus trabajadores; sin embargo, por aquí sí que no paso. Ya no se trata sólo de hacer la peor tortilla de patatas del mundo; es la poca vergüenza no sólo de patear una receta milenaria y tan nuestra, sino de humillarla y despreciarla con todo tipo de escarnios e inmundicias. ¡Dios! El horror.