martes, 23 de abril de 2013

En busca del tesoro. Empanada de tortilla de patatas

Ni el propio Robert L. Stevenson hubiese podido imaginar en su mente literaria semejante
Tortilla de patatas (dentro del hojaldre): Carmen
Fotografía: AO
tesoro. Desde su puesto de observación en lo alto del palo mayor, vislumbró entre la calima las altas palmeras de la dorada playa. “¡Tierra a la vista!”, gritó el vigía con ronca voz. El ajetreo ruidoso se adueñó de la cubierta del barco desde la que se descolgaron los botes para llevar a parte de la tripulación a la isla descubierta. Minutos después, las botas del capitán dejaron su profunda huella en la hasta ahora virgen arena. De su desgastado bolso sacó un ajado trozo de papel amarillento y lo escudriñó con sesudo interés. Caminó hasta la palmera más alta del lugar y desde allí, cuatro pasos hacia el norte, tres saltos hacia el este, una pirueta hacia el sur y dos volteretas al oeste. El aspecto temeroso y viril del capitán acentuaba lo ridículo de aquel extraño ritual. En un punto exacto, con voz portentosa y solemne, dictó la sentencia: “excavad aquí, villanos. Daos prisa, panda de holgazanes”. Dos metros de profundidad, muchas paladas de húmeda tierra e incontables litros de sudor después, las palas chocaron contra un objeto extraño… Allí estaba su tesoro.

jueves, 4 de abril de 2013

Días de ira. Contra los falsos mitos evolucionistas

Tortilla de patatas con ajo-aceite y vinagreta
Fotografía: AO

¡Tortilleros del mundo! En estos aciagos días, hemos de exigir en una sola y altiva voz la reparación de las muchas ofensas que durante estas santas fechas se han cebado con maliciosa insistencia sobre la receta de nuestros amores y de nuestros placeres; del plato por el que nos desvivimos y por el que no dudaríamos en ofrecer nuestra última gota de sangre. En primer lugar, un reciente artículo de agencia ha encontrado demasiado eco en muchos de nuestros medios nacionales. Como comprobaremos posteriormente, hasta en dos ocasiones la redactora ha decidido tomar en falso el sacro nombre de la tortilla de patatas. Para más “inri”, en una reciente aventura tortillera me vi insultado en lo más profundo de mi ser cuando la tabernera decidió castigar mi vista, mi gusto y hasta mi olfato con un deleznable ejemplar tortillero. Aciago día que ha quedado grabado en mi mente a sangre y fuego de la ignominia gastronómica convertida en pecado capital. ¿Estamos, quizás, ante el ocaso de nuestro genio civilizatorio?