miércoles, 25 de junio de 2014

On the road. Lo mejor de la A - 3

El sistema radial español es enfermizo. Un sistema arterial simple, concéntrico, que gira en torno un núcleo tumultuoso. La red viaria española se expande como una telaraña parcheada e intrincada que cruza de oeste a este y de norte a sur toda la península Ibérica tomando como centro una mohosa placa en el mismo centro de Madrid que reza algo así como "kilómetro cero". 

En este tortuoso camino he recorrido las peligrosas curvas de esa carretera tercermundista que llamaban A - 4: el resultado, una triste pero cuantiosa multa por exceso de velocidad. Bien es cierto que a día de hoy la autovía de Andalucía ha perdido esa vieja esencia de viaje dominguero de verano, de coche atestado de niños y niñas llorones llenos de vómitos. La A - 5 se perdió en patrias extranjeras y en la lejanía de Badajoz envuelta en la bruma de un calor insoportable propio de un infernal julio extremeño. La A - 1 es una larga recta que atraviesa enfiladas paredes rocosas y se pierde en una artificial noche que da la bienvenida a tierras extrañas donde se supone que empieza Europa. Y la A - 2 se reduce a simples kilómetros que unen tierras aragonesas con la carretera secundaria que conduce hasta la olvidada Soria.

miércoles, 4 de junio de 2014

Siempre nos quedará la tarta de zanahoria

Hay combinaciones imposibles. Es un hecho refutado y demostrado que, sin embargo, algunos iluminados se insisten en comprobar. El resultado final puede ser absolutamente desastroso. Sin embargo, siempre nos quedará la tarta de zanahoria.
Hace tiempo que hablamos y comentamos una empanada que guardaba en sus entrañas como un tesoro inaudito una tortilla de patatas. Esa combinación sí. La tortilla de toda la vida, con sus patatas fritas y su huevo bateado y batido, su punto de sal y el cariño de la cocinera hacendosa. El siguiente paso consiste en vestir la tortilla en cuestión, ya hecha, por capas y capas de fino hojaldre. El horno hará el resto. Así sí. Fantástica suma de resultados que hacen las delicias de los afortunados catadores. Así sí. Pero bueno, siempre nos quedará la tarta de zanahora.